viernes, 25 de octubre de 2013

¡Santos multiversos Batman!



¡Hoy es un viernes cómico mágico místico en Da Nathing Box! Ya el Dr. Xochihua, el Dr. León y el Sr. Reptil, han hablado acerca de aventurarnos a tomar riesgos, las decisiones que tomamos, o tratar de probar cosas nuevas sólo por innovar. Estas posturas invitan a experimentar y a tomar las oportunidades que se nos presentan, sopesar las posibilidades que existen, o bien, crear nuestras propias oportunidades según lo que queramos, pero ahora yo quiero hablar del “what if…”.

Hace un par de semanas me robaron el teléfono. Realmente fue algo muy “común” o muy “bobo”, en el sentido de que simplemente me lo sacaron de la bolsa del pantalón sin que me diera cuenta (eso sí, con mucha habilidad). Si bien el punto no es  relatarles la pérdida de mi celular (que ya estaba pa’l perro), si es lo que sucedió alrededor del hecho: Para empezar, fue durante el Corona Capital 2013, festival de música al que fui solo. ¿De haber ido con alguien me hubieran robado el teléfono? Después, llegué tarde debido a que tomé mal una calle y tuve que darle una vuelta a la manzana donde fue el concierto, que a su vez se tradujo en que en vez de llegar a ver a Matías Aguayo, llegué a ver a Stereophonics. ¿De haber estado en otro escenario me habían robado el teléfono? Cuando terminó de tocar Vampire Weekend decidí cambiarme a otra zona del evento para ver a otra banda, pero fue justo en el flujo de gente de cambios de escenario, donde me bolsearon y hurtaron mi teléfono ¿De haberme quedado en el mismo lugar me habrían quitado el celular?

Son 3 hechos aparentemente insignificantes (ir solo, llegar tarde, moverme de lugar), que dependiendo de nuestra postura, podríamos decir ya estaban predispuestas a pasar (determinismo), o simplemente fue una azarosa serie de eventos inconexos y que el celular fue robado “nomas porque si” (antideterminismo). Ante estas dos posturas, podría surgir una tercera, y que se apoya en algunas teorías cuashimísticas cuánticas (léase con voz de pacheco) en la que mi celular fue robado/no fue robado.

En un experimento (de pensamiento) denominado “suicidio cuántico”, un hombre tiene una pistola frente así, que dependiendo el lado de rotación de una partícula X (izquierda o derecha), disparará o no cuando se jale el gatillo. Al jalar el gatillo, el mundo (universo, realidad o como gusten llamarle) se dividirá en dos posibilidades: Una donde el hombre murió, y otro donde no. En el universo donde no murió el hombre, se vuelve a repetir el experimento, teniendo como resultado otra división, donde de nueva cuenta, hay 2 mundos donde en uno el hombre muere, y en el otro vive. Si continuamos jugando nuestro macabro juego, existirá una cantidad infinita de realidades donde el hombre murió, pero existirá sólo uno donde el hombre sigue con vida. En el experimento, la creación de diferentes realidades se concentra en el suceso de que el hombre muera o viva, pero al extrapolarlo a cualquier decisión, acción, o hecho que sucede en el universo, existe una cantidad infiniiiiiiiiiiiiiiita () de realidades dónde la cadena de sucesos pudiera ser a/a/a, b/b/b, c/c/c, a/b/c, c/b/a,  a/c/b, y así… Aterrizándolo a mi penosa experiencia, estoy viviendo en una realidad muy particular, donde fui solo, llegué tarde, me cambie de escenario y me robaron el celular, pero en una realidad contigua, hay un Lalo que fue solo, llegó tarde, se cambió de escenario y no le robaron su celular (¡Maldito!). En un universo cercano, hay otro Eduardo que fue acompañado al concierto, llegaron tarde, se cambiaron de escenario y aun así le robaron el teléfono (lo comprendo). Y hay otra tierra, donde el Dr. Bojalil fue sólo, llegó tarde, pero no se cambió de escenario y no le robaron el celular (¡Desgraciado!). Hay más posibilidades, pero creo que ya se entendió el punto.


¿A dónde voy con esto? Si apoyamos la teoría de la inmortalidad cuántica, existe una tierra donde sí te animaste a hablarle a esa persona que te gustaba en prepa, una donde sí mandaste todo a la fregada y ahora vives meditando todo el día en el Tíbet, otra donde compraste un billete de lotería y ahora eres billonario, y una más donde tu cadáver está enterrado debajo de un puente (si, lamentablemente existe esa tierra). Hay que reflexionar sobre la construcción de eventos y decisiones que nos han llevado a esta realidad particular y preguntarse ¿Es el universo en el que deseo estar?

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