lunes, 9 de septiembre de 2013

El Postmoderno Prometeo


La conocida historia de Frankestein revela como la obra del ser humano se puede volver en su contra, es una alegoría que puede traer el "perverso" desarrollo de la humanidad: "Dominado por estos pensamientos, me di a la tarea de crear vida", decía el Doctor Frankestain al iniciar su ambicioso proyecto.

Y esto es bastante un símil de la creación humana y de los límites de la existencia. Nos morimos, pero nuestras obras permanecerán. El ser humano tiene la capacidad de autodefinirse constantemente y reinventarse con forme cada una de sus expresiones conductuales y artísticas afloran.  Lo anterior, supone que no existe un plan determinado que nos encamine hacia un destino ineludible; es decir, el mismo Edipo fue víctima de sus decisiones más que de la predicción del Oráculo.

Sin embargo, nuestras obras se transforman en el marco que guía nuestra personalidad. Por un lado, El hombre postmoderno esta a merced de múltiples medios e inventos que ahora transforman su vida y, al mismo tiempo, el producto de su creatividad va reinventando su estilo.  Así pues, nos encontramos ante la difícil paradoja de la existencia del ser humano: estamos condenados a la libertad.

Puesto que nosotros elegimos nuestro arte, somos quienes significamos nuestra existencia. Es decir, somos la medida de las cosas, de las que son en cuanto que son, y de las que no son en cuanto que no son. De esta manera, el hombre postmoderno en su obra plasma su deidad, su control y dominio, sin importar la bondad o maldad de un acto, nos definimos por esa obra y en esa obra, por naturaleza, queremos robar un pedazo del Olimpo a Zeus. Puesto que ya somos dominantes y  hemos trascendido.

Ahora, ante la existencia efímera, no nos queda más que cuestionarnos hasta donde la obra toma control y nosotros nos volvemos producto de ella, ante este escenario, ¿es acaso el destino del ser humano ser el objeto de su obra?

"Quien me trajo a la vida ha muerto y una vez que haya desaparecido yo, desaparecerá también todo recuerdo de ambos"
                                (Dr. FrankestainContinuación del Diario de Robert Walton. Shelley ,1918)




Doctor León




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