lunes, 27 de enero de 2014

La filosofía de la hipocresía

Nuevamente una semana más de reflexión den Da nathing box.  Queridos lectores y lectoras, el día de hoy me propongo hablar de un tema harto complejo y que puede generar cierta polémica en vuestras conciencias. Escribir sobre filosofía nunca ha sido sencillo y más aún cuando pretendo en este breve ensayo expresar mi punto de vista sobre la hipocresía.

El tema por demás es importante analizarlo desde un punto de vista más detallado; así pues, todos nosotros estamos compuestos de un sistema de creencias cuya actividad genera nuestros actos, desde los más cotidianos hasta la reacciones "más inesperadas" bajo situaciones extremas.  Cabe mencionar que, este sistema (construido, sin duda, a través del tiempo y de las experiencias) no necesariamente carece de un fundamento lógico o, al mismo tiempo, tampoco sostengo que se encuentra basado en hechos reales. Es decir, podemos tener una firme convicción sobre nuestras creencias religiosas y, sin embargo, esto no significa que seamos coherentes con nuestro sistema de valores.

Un claro ejemplo, es el tema de la religiosidad. Si bien, mucha gente practica los ritos propios de su culto, ésta misma gente es ignorante de la filosofía de su religión o, bien, la conoce pero es claramente atea en la práctica. Inclusive, los mismos dogmas son contradictorios y generan , a la postre, la intolerancia y el prejuicio. ¿No será acaso coherente con nuestras convicciones ser intolerante puesto que es el dogma que nosotros practicamos? . El mismo fundamento tienen aquellos que, por ideal, justifican y sostienen que el racismo es una forma de pensamiento igualmente válida, siempre y cuando la segregación no se aplique a ellos mismos.

Un sistema de valores, cuestionables o no, en teoría debería ser lo suficientemente sólido para que el individuo se sincronice con él; lamentablemente, entramos al espinoso tema de la justicia.  En términos de los códigos que cada uno tiene, la justicia es bienvenida siempre y cuando sea a mi favor. Quizá no es el espíritu del pensamiento de Hans Kelsen, pero sí resulta que los individuos tienden (o tendemos, para ser justos)  a excusar las conductas contrarias a su propio sistema de valores con argumentos complejos y muy racionalizados:  justificación insuficiente.

He ahí el meollo del asunto, así surge la filosofía de la hipocresía o, como prefiero llamarle: la verdadera inmoralidad.  Esta entrada no pretende tomar partido o ser las bases de un código ético. El análisis surge a partir de tú propio sistema de valores, así pues, cuando sostienes la bandera de la justicia, debes ser capaz de ser justo o justa hasta contigo mismo.  Cuando consideras una superioridad de razas, debes ser capaz de identificar la doctrina y los postulados en que se basa tales afirmaciones, no un simple escucha prejuicioso sin conocimiento de lo que pregona.  

En conclusión, la verdadera inmoralidad no sólo es aquella obvia que va en contra de la ética convenida, sino comienza desde que no eres capaz de sostener tus propios principios ni ante ti mismo(a).

MERLEAU-PONTY

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