lunes, 6 de enero de 2014

El Ideal del Yo

Queridos lectores y lectoras, nuevamente escribo bajo la luz de una lámpara vieja para traer  nuestra clásica reflexión de los lunes, un tema que seguramente ha sido sujeto de angustias (y ansiedad) para muchos de nosotros.  El asunto fundamente del quién soy y qué aspiro ser

En los seres humanos existe un fenómeno psicológico llamado disonancia cognitiva, el cual, surge básicamente cuando uno compara la realidad versus lo que espera de ésta y el resultante es que la no-satisfacción, es decir, no nos es agradable lo que esta sucediendo.  Ésta situación típicamente se puede presentar cuando tomamos una decisión que se contrapone a nuestro código ético.  Para términos del presente, quisiera tomar el concepto de Festinger y los conceptos clásicos psicoanalíticos con el fin de ilustrar un poco lo que sucede con nuestra atormentada realidad.

Hoy en día, existe el tan sonado ejemplo de la barrera de los 30 años.  Simbolizada como el fin de la juventud temprana y establecida como el punto de inflexión en la vida del ser humano, es donde se espera se estén llevando acabo diversos proyectos y todo lo que un joven lleno de vitalidad pudo hacer en sus 20's, ya esta (de hecho) realizado.  Bajo este punto, puedo señalar los típicos sueños de viajar por el mundo, conocer al amor de tu vida, estudiar en el extranjero, ser exitoso en tu profesión, ser independiente, tener hijos, etc.

Ejemplos de lo anterior, es lo que llamaríamos el Ideal del Yo (Ichideal para respetar el término original), es decir, una instancia a que nosotros tratamos de adecuarnos. Tratando de complicarnos un poco, entran en juegos nuestras pasiones, el goce y el deseo, como elementos indisolubles del término, puesto que en realidad siempre existirá un Ichdieal, dado que es condición humana la insatisfacción. 

Así pues, entramos al escabroso terreno de las necesidades no cubiertas y, por tanto, aparece esta disonancia estacional. En otras palabras, llegamos a cierta edad y no hemos cumplido las metas que supuestamente debimos haber alcanzado, como si nuestro reloj biológico determinara que tan exitosa fue nuestra vida, retornando a  lo material y tangible como únicos elementos válidos para determinar la calidad humana. 

Pero he de refutar tales argumentos mis estimados lectores y lectoras, puesto que perdemos de foco lo que de hecho hemos realizado. Hablando de ese viaje que improvisamos y resulto tan bien, conocer el amor y el desamor, no tendremos hijos pero tenemos proyectos (también algo porqué luchar, cuidar y educar), no habremos construido nuestra casa en la playa pero , sin embargo, nos independizamos, no hemos fundado nuestra compañía propia, pero nuestros valores y nuestras acciones salvan al mundo, lo cual, es igualmente grande. A lo que quiero llegar, es que al establecernos un parámetro de edad, limitamos nuestros éxitos y, al mismo tiempo, perdemos el foco de lo que somos.

Siempre existirá un Ideal del Yo, puesto que somos seres humanos insatisfechos por naturaleza. Pero en esta vida también debemos mirar a lo que hemos hecho, puesto que eso somos. Hay quien soñó con el romántico príncipe azul y su boda en parís, resultado ser una exitosa ejecutiva que vive con su novio y su sueño de amor en algún recóndito departamento de la colonia roma. Ése es su París, y  ha reducido los efectos de su disonancia cognitiva (o inconformidad), ¿cuál es el tuyo?



MERLEAU-PONTY

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