domingo, 3 de noviembre de 2013

El Poder de la Situación


Hoy en día, resulta sencillo poder evaluar un acto conforme a nuestro sistema de valores. Podemos afirmar, si éste acto es bueno o es malo, según la naturaleza del mismo. Por ejemplo, podríamos considerar denigrante para la mujer el hecho de que en algunos países de oriente, no se le permita la entrada a los estadios o, bien, es moralmente reprochable el adulterio. 

Sin embargo, analizar el contexto de las diversas situaciones nos permite poder concluir de mejor forma lo que está sucediendo.  Y es que es bien cierto que las circunstancias son definitivamente lo que explica gran parte de nuestra conducta.  Por ejemplo, si consideramos que la justicia es un valor inquebrantable, entraríamos en un dilema moral cuando estuviera en nuestras manos decidir darle un puesto de trabajo a un familiar necesitado o dejar que siga un proceso de selección como cualquier candidato, al final, la justicia puede confrontar a la hermandad. 

En este caso, es muy clara la disyuntiva. Sin embargo, he de decirles estimados lectores y lectoras que, el contexto es gradualmente manipulante, al grado en que vamos transformando nuestros valores a la situación. Lo anterior, nos lleva a la pregunta, ¿lo moral depende del contexto?.  Sin temor a equivocarme puedo afirmar que sí.

La moralidad va evolucionando en el mejor de los casos.  Aunque, por otro lado, es importante ver como el contexto va influyendo poco a poco en los seres humanos hasta ir transformado su orden de valores. Un clásico ejemplo es la Alemania Nazi, y no es que todos los alemanes fueran unos sanguinarios, pero gran parte de su mentalidad fue transformándose conforme una autoridad legitimada iba modificando el discurso moral.  En general, el aparato Alemán fue articulado para legitimar las ideas, ya sea repitiendo una y otra vez las mismas ideas o, bien, por medio de la fuerza de sus líderes.

Lo anterior, quiere decir que estamos en gran parte determinados por nuestras circunstancias y que existe cierto determinismo gracias a la influencia social. Simplemente, podemos mirar a nuestro alrededor y nuestro grupo de amigos más cercanos tiene una forma de pensar, unos valores que compartimos como grupo. Difícilmente sería posible integrar el grupo si nuestras ideas fueran diametralmente opuestas, esto no quiere decir que todos pensemos exactamente igual pero si existe una forma de pensar similar. 

Ahora bien, hay que decirlo: estas formas que refuerzan nuestra escala de valores se terminan imponiendo en gran parte de nuestras decisiones. Son, en resumen, nuestras circunstancias.  Las circunstancias no sólo están formadas de lo que vivimos en el momento sino también de a que grupo o grupos pertenecemos y cómo alineamos nuestros ideales con los del grupo. 

Por otra parte, no siempre seguimos del todo la postura de los grupos o nos dejamos llevar por el contexto. Es por esto que, estamos en cierto sentido con la posibilidad de elegir sobre lo que queremos, siempre y cuando estemos conscientes de qué es lo que queremos.  

Las situaciones pueden definir en gran medida cómo es que alguien opta por un camino u otro, el porqué y el cómo; así, es bien cierto que lo que hoy nos justificamos como válido, mañana puede transformarse porque se modificó el contexto; al final, yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo.




MERLEAU-PONTY


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