lunes, 3 de marzo de 2014

De los sublime a lo ridículo

Nuevamente les saludo mis queridos lectores y lectoras para otra lectura bohemia en Da nathing box, un espacio de reflexión y un rincón de libre expresión.  En esta lectura me gustaría tratar sobre aquellas cosas que suelen suceder y nos llevan a lo más alto de la cúspide o, bien, a lo más bajo de las tristes realidades, al inframundo de la acción. 

Sin duda alguna, como sociedad mexicana tenemos un bagaje cultural lleno de escepticismo, un pensamiento mágico propio de nuestra cultura y grandes "traumas" históricos han conformado al mexicano de hoy en día.  En este sentido, no podemos abstraernos de lo que es nuestra sociedad, por más destacados que podamos ser en diversos planos, al vivir (en todo el sentido de la palabra) y ser educados en esta patria, hemos adoptado y más aún interiorizado la cultura propia de nuestro hábitat. 

En otro capítulo, hablamos sobre la profecía autocumplidora, el famoso "algo malo va a suceder". Pues ni más ni menos nos enfrentamos día a día a nuestras supersticiones personales y culturales. Un ejemplo muy banal, es el caso de los penales. 

Muchos de nosotros crecimos con el estigma de que los mexicanos no sabíamos ganar en los penales y, claro, la historia y la estadística son muy claras: "siempre" perdíamos. ¿No creen lectores que este pensamiento colectivo llegaba a las concentraciones de los futbolistas?, ¿cómo es que un García Aspe con 5 años de carrera y sin haber fallado un penal, termine fallando aquel contra Bulgaria en el mundial de 1994?.   Y, sin embargo, con el paso del tiempo este estigma fue vencido, al empezar a entrenar las habilidades psicológicas sobre, inclusive, las técnicas.  Hoy en día, el gran estigma es el famoso "quinto partido".



Con base en este ejemplo histórico, podemos empezar a entender parte de lo que nos compone como sociedad. De forma increíble somos capaces de generar tecnología de punta, nuestros (porque son parte de nuestra sociedad) estudiantes hoy en día presentan proyectos de clase mundial, pero somos incapaces de ser eficientes en los trámites administrativos. Día el comercial, ¿si se puede o no se puede?. 

En este breve ejercicio anatómico de la cultura mexicana, sin duda alguna faltan muchos elementos. El México moderno aún tiene una cultura, a todos los niveles, muy supersticiosa y tendemos a dejar mucho a la suerte (o no planificación) proyectos. Para muestra, tenemos lo mismo una reforma de telecomunicaciones aprobada en 15 minutos y esperando que por arte de la casualidad exista una apertura en este sector. O, por otro lado, un equipo de basketball que se forma de talentosos jugadores pero puedo afirmar en este espacio que no existe un equipo atrás de ellos listos para tomar la estafeta. Lo mismo la suerte nos llevó al mundial de Brasil y será la misma fortuna la que nos saque de él, pues un proyecto sin pies ni cabeza termina siendo nada.

El reto, mis estimados lectores y lectoras, es dejar de lado esta superstición, este quinto sol que destruirá nuestras obras, como sociedad, el trauma histórico del conquistado.

MERLEAU-PONTY

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