lunes, 10 de marzo de 2014

Ayúdeme a ayudarlo

Estimados lectores y lectoras, el día de hoy me gustaría proponer un tema clásico de la vida cotidiana del mexicano o, quizá, muy propio de las culturas pintorescas y con sabor latino. Recientemente, sufrí la experiencia (nuevamente) de haber sido detenido por la ley y, les aseguro, que no es que continuamente cometa infracciones o, inclusive, exista un motivo real para ser detenido.  Sin embargo, he de confesar que en las ocasiones que justamente debí haber sido sancionado no lo fui, por exceso o escasa honestidad, el caso es que simplemente no se hizo justicia.

Así, llego al punto medular de esta tertulia.  Hans Kelsen definía como justicia el dar a cada quien lo que le corresponde, un término por demás exacto y, al mismo tiempo, que no se lleva a la práctica puesto que la justicia no deja de ser un tema de percepción y, al final, un juicio de valor. Se esta acostumbrado a ser "más vivo" que la justicia, es decir, a buscar recoveco en los límites de la convivencia social.  Por ejemplo, cuando alguien es detenido por una falta administrativa (pasarse un alto, hacer del baño en la calle, dar una vuelta prohibida, etc.) , el "agravante" suele justificar su conducta y negociar el perdón de la autoridad y, por otra parte, la autoridad (cuya facultad no es negociar) entra en el juego y se convierte en juez. 



Esto es , queridos lectores y lectoras, un claro ejemplo de lo que es la justicia. La justicia es un término que esta bajo el marco de quien la aplica, sea una sociedad o un individuo a nombre de la sociedad. La justicia cotidiana no tiene ni jueces ni tribunales, se negocia en las calles bajo el precepto moral de los implicados en determinado acto. Por ejemplo, policías de la ciudad han declarado que muchas ocasiones le inventan delitos a los delincuentes para que no salgan rápido de la cárcel. Lo anterior, habla de lo que es un aparato de justicia que la misma sociedad burla, es una burla que no exista una sanción adecuada, una burla que falseen una declaración y otra burla más que, a pesar de todo, nadie salga debidamente castigado.

Alguna vez mencioné que el término justicia es realmente subjetivo y más para el que la clama. Una de las grades críticas que sostengo es que muchas veces pedimos justicia siempre y cuando no se aplique a uno mismo.  Una situación clásica es la del famoso alcoholímetro, puesto que sentimos que es injusto que nos suban como delincuentes cuando existe mucho "ratero" en la calle suelto. Es verdad, mis estimados, pero una cosa no tiene que ver con otra, pues el hecho que haya gente cometiendo delitos graves no nos da derecho en cometer faltas administrativas o delitos menores. Como dije anteriormente, justicia mientras no me afecte



El meollo del asunto es , sin duda alguna, que el término es complejo de aplicar en la vida diaria. Dado que es natural el sentimiento de revancha cuando somos dañados por algún tercero. Es por eso que el ser humano creo las instituciones y las leyes, para evitar que seamos presa de esos sentimientos revanchistas. Tal es el caso de los justicieros, que no dejan de ser más que hombres y mujeres motivados por una necesidad de que les sea reparado el daño que sufrieron en algún momento de su vida, no es reparar el tejido social, es una constante búsqueda de tomar el lugar de ese aparato o esa figura ausente que pudo haber evitado sufrir el daño del que ha sido objeto.




MERLEAU-PONTY




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