lunes, 9 de junio de 2014

Decisiones

En un artículo pasado, se discutió a grosso modo como nuestra vida cotidiana esta llena de decisiones que parecen rutinarias y, sin embargo, están llenas de significado. Esto es, por ejemplo, cuando decidimos pararnos de la cama e ir a trabajar y enfrentarnos a un montón de gente que probablemente no toleramos o, quizá, a lo conflictivo que es conducirse por la ciudad.  Bien es cierto que , cada decisión implica una renuncia y, en nuestra actividad, estamos renunciando a algo, llámese como se quiera llamar, cada que actuamos estamos dejando de hacer algo y tanto la acción como la omisión tienen un significado. 

Ahora bien, uno de los punto más importantes y que no debe dejarse de lado es el hecho de que nuestras decisiones tienen siempre un carácter moral; es decir, se rigen entre lo bueno y lo malo. Ni más ni menos. Lo que significa que nuestras decisiones se ajustan aun código o sistema de valores bajo el cual más o menos nos regimos. Y digo "más o menos" porque nosotros mismos somos capaces de romper ese propio código bajo ciertas circunstancias, de hecho, nuestra moralidad realmente se pone a prueba cuando tenemos un verdadero conflicto de interés.

Rescatando las ideas de Rushworth Kidder (1996), sobre como son tomadas las decisiones éticas de la vida, podemos hablar de que fundamentalmente se enfrentamos a los ejes de la Verdad vs Lealtad; es decir, apegarnos a los hechos vs la fidelidad hacia una persona. Individuo vs Comunidad; evaluar si nuestra integridad se antepone ante la integridad de donde pertenecemos. Corto Plazo vs Largo Plazo; a saber, satisfacer necesidades inmediatas vs planes futuros y, finalmente, Justicia vs Misericordia  el conflicto radica entre aplicar la justicia o ser compasivos con quien cometió la falta. 

Estos conflictos, de acuerdo con Kidder, pueden ser resueltos con base en 3 principios. Pensamiento basado en resultados, es decir, lo bueno y lo malo se evalúa al analizar las consecuencias y resultados. Pensamiento basado en reglas, un imperativo categórico (obrar como si la máxima de nuestra acción fuera a convertirse ley universal).  Finalmente, pensamiento basado en la empatía, o reversibilidad: pon a prueba tus acciones como si fueras tú el recipiente de las mismas, en otras palabras, ponerse en los zapatos del otro.

Ahora bien, queridos lectores y lectoras, aquí parece que yace la respuesta ante nuestros más profundos dilemas éticos. Sin embargo, he de decirles que cada uno de estos principios aplica en diferente situación, pues cada problema ético implica totalmente un replanteamiento de cierta parte nuestros códigos morales. No existe como tal un manual particular para cada situación, la ética entonces se vuelve un aspecto universal y nuestras acciones son sujetas a las mismas, la pregunta que dejo para ustedes es ¿cuándo es válido romper nuestros o, simplemente, los principios éticos? 

MERLEAU-PONTY

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