lunes, 7 de abril de 2014

Las mentiras verdaderas

Queridos lectores y lectoras, el día de hoy me dispongo a abordar uno , confieso, de los temas más me ocupan la mente y las reflexiones. Si bien es cierto que he sostenido a lo largo de estos debates filosóficos que, la verdad es un constructo social, he también de apuntar que mucha de la "verdad" que existe a nuestro alrededor es una gran mentira que se vale de diversas herramientas publicitarias para someter a los individuos. Ésta "verdad", se escapa del constructo social, se vuelve un conocimiento general, pero no deja de ser una mentira disfrazada de verdad.


Alguna vez hablé de los principo de Goebbles, en especial del principio de orquestación, básicamente la verdad es lo que se comunica, lo oficial, y se repite una mentira tantas veces sea necesaria para convertirla en verdad.  Esto , sin duda alguna, me recuerda a las violentas campañas presidenciales en las que se erige como la reencarnación del diablo al opositor (independiente de su propuesta política) y, si recuerdan, ¿cuántos de ustedes no compraron que López Obrador era un peligro para México?, ¿cuántos no creen aún que su gobierno hubiera sido lo que sucede en Venezuela?.  Es demasiado sencillo adivinar de donde viene esta tendencia y es que los comerciales de televisión durante la campaña presidencial del 2006 fueron , sin lugar a dudas, una invasión descarada y un ataque frontal a quien parecía tener la delantera para ganar la presidencia. Tal fue el éxito de esta campaña que intentaron emular la misma fórmula en 2010, con los resultados que ya conocemos.



Ahora bien, todo gobierno autoritario (en cualquier parte del mundo) necesita establecerse con cierta legitimidad hacia su pueblo. Es necesario, a toda costa, evitar cualquier brote de violencia que genere la inestabilidad. Los Estados Unidos, crearon al "terrorismo" como el enemigo que debía ser combatido y éste, precisamente, se encontraba en Afganistán e Irak. 

En México, se crea la lucha contra el "Narcotráfico". Un poder autoritario siempre tratará de justificar por medio de la fuerza su legitimidad, por lo que, era necesario buscar adoptar una idea central, un símbolo para sostener un gobierno que era severamente cuestionado. Así, en Diciembre de 2006, Felipe Calderón declara la guerra contra el Narcotráfico. Poco voy a argumentar en este espacio las cifras que confrontan la realidad de esta guerra cuya estrategia fue definida sobre la marcha, lo interesante es resaltar que lo que ha sucedido de verdad es que la estrategia funcionó en tanto cuanto el gobierno más que resolver el problema del narcotráfico, buscaba resolver el problema de su legitimidad.

Algunos años más tarde, la réplica de las estructuras se repite pues bien dicen que la historia se repite: la primera vez como tragedia y la segunda como farsa. En la lucha por el poder, quien tiene el control de los medios es quien terminará perpetuándose. El actual presidente de México, por decir un ejemplo de un estado fallido, se valió de la compra de propaganda (entre otras cosas) para tener el acceso al gobierno, los medios de comunicación más populares le daban 5 o 10 puntos de ventaja sobre sus adversarios (encuestas, que por cierto, fueron desmentidas previo a las elecciones). Ni el movimiento fugaz de #yosoy132 o las movilizaciones impedirían que llegara a la presidencia un gobernante que teledirigía (teledirige) sus acciones; es decir, se valía de su imagen más que del mensaje o propuesta política. 


En esta ocasión estamos hablando de que su legitimidad se basará en las grandes reformas que impulsó para "modernizar a México", legitimidad construida por medio del control publicitario y, sin embargo, nos encontramos todo el tiempo con los mensajes publicitarios de que esto es un éxito de todos.  No hace falta esperar a que la historia lo juzgue, hoy en día es palpable el hecho de que la realidad contrasta con estas verdades políticas, que, sin lugar a dudas, no dejan de ser una mentira.  



MERLEAU-PONTY

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