lunes, 17 de noviembre de 2014

La sociedad del caos

Generalmente, queridos lectores y lectoras, las crisis se van gestando poco a poco y gracias a diferentes hechos que atentan al orden de determinadas cosas; por ejemplo, en la cuestión social, las desviaciones antisociales de los individuos que van en contra del orden social y moral. Individuos que, en teoría, deben ser castigados, como un ejemplo, más que para los propios individuos, para el resto de la sociedad buscando resaltar el "qué pasaría" si se comete alguna transgresión al orden moral.




Por supuesto, hay distintas formas de que ejercer este "derecho" de la autoridad.  Sin entrar en mayores detalles, el meollo del asunto va dirigido a las autoridades, que castigan más allá de sus facultades; en otras palabras, de forma arbitraria.  Lo anterior, quiere decir, que la crisis del orden moral en una sociedad está vinculada también con cómo los ciudadanos se relacionan con las figuras de autoridad.  Cuando en una sociedad no existe el respeto por las reglas claras y básicas de convivencia, es inadmisible pensar que se pueda ésta regir bajo un orden, y entre mayor se permitan conductas antisociales, sin importar su gravedad, entonces el régimen del orden social se verá consumido poco a poco en conductas cada vez más sádicas y más difíciles de controlar.

En este sentido, me permito comentar sobre el interesante papel que la tesis anarquista juega a propósito del caos en sociedad.  La moral anarquista tiene como pensamiento que no deben seguirse los valores impuestos por la sociedad, puesto que los únicos que deberían considerarse como válidos son los naturales; es decir,  es la inmoralidad y negación de toda ley.   Muy a propósito de que justamente, la cuestión es si realmente estas leyes y este sistema está funcionando para que los seres humanos se conviertan seres civilizados y convivir socialmente. 

Simplemente, de acuerdo a la ONU, latinoamérica es la región más violenta del mundo, con todo y las leyes de primer mundo que tienen muchos países.  Siendo México, Colombia, Venezuela y Brasil, los países (por la cantidad, aunque por habitante encontramos a los centroamericanos como líderes en este rubro) que mayor índice de homicidios presentan.  


A propósito de este tema de la anarquía, me permito acotar que muchos de los hechos violentos atribuidos a los grupos anarquistas, resultan más bien promovidos por el gobierno y que lejos de tener una ideología, simplemente son sujetos pagados por distintas organizaciones dentro o fuera de los gobiernos para causar daño social, no es la conducta ideológica, es vandalismo total con el único fin de debilitar a otros grupos y a su forma de pensar (desacreditarlos), o bien, de desviar la atención mediática de la crisis que viva una sociedad.




Así pues, el resquebrajamiento  tiene otro factor sumamente clave. El tema de la impunidad se convierte en fundamental; a saber, la autoridades vinculadas con las organizaciones criminales, los políticos deben favores a capos del narcotráfico, etc. La pobreza de los países hace que facilite toda la corrupción a cualquier nivel, pues siempre los grandes delitos empezaron con pequeños que no fueron castigados.  Simplemente, en Latinoamérica se condena el 24% de los delitos, mientras que Europa tiene una taza del 81%. 

Y justamente, para lograr el control de la criminalidad, es necesario empezar desde las faltas administrativas hasta los delitos menores.  En virtud de que los ciudadanos comiencen a respetar las normas básicas de la sociedad, es más probable que consideren más complicado cometer delitos de mucho mayor tamaño, así no tendrías porque declarar una guerra contra un enemigo virtual (como es el narcotráfico)  y será mucho más sencillo controlar y desmantelar los crímenes de los grandes capos.


MERLEAU-PONTY

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