…Cuando no escribía?”.
En el libro Escritos de un Viejo Indecente, del borracho
preferido por todos, Charles
Bukowski (muy a pesar de Barney Gómez), hay una
sección dedicada a las cartas que el escritor recibía de parte de sus “fans”.
En una de ellas, una mujer, probablemente una ama de casa aburrida pero impresionada por
las aventuras erótico/etílicas/decadentes del autor (o de su poesía cruda, no
sé, la verdad nunca me ha gustado la poesía), le preguntaba al señor Bukowski que
hizo durante los años en que no escribió.
Atrás tiempo, un servidor
llevó por un tiempo un blog personal, donde hablaba de películas de horror,
videojuegos y plasmaba algunas reflexiones que tenía en el tráfico de la ciudad;
pero sobre todo, era un espacio donde lloriqueaba por la vida diaria (¡Hey! Por aquí todavía encuentran sus
ruinas). Salí de la universidad, comencé a trabajar, entré a la maestría,
conseguí novia, y la vida común de universitario se acabó. Viajé, sufrí,
estudié, trabajé, me cansé (no me casé) y el terreno en el cual estaba parado colapsó,
se reconstruyó, y cimentó un nuevo espacio a partir de cual, una nueva vida
tenía que reconstruirse. Y dentro de esta nueva vida, el escribir, el desahogo,
el ardor de querer expresar una idea, comenzó a tener menos cabida, hasta que
un día, la pasión se agotó. No más lloriqueos. No más reseñas de películas
fumadas. No más reflexiones. NO-MÁS-PETATE. Y así han pasado los años. Años en
los que el músculo escritoril se ha
desgastado y atrofiado.
La vida es un cambalache (un truque
puesn). Intercambias experiencias por
sabiduría, tiempo por dinero, deseos por obligaciones, amistades por hermandades.
Y como en todo intercambio, tienes que dejar ir algunas cosas por otras. Claro,
lo aprendido y compartido por todo aquello que se va, se queda contigo de
diferentes formas, pero es innegable que lo que hacías ayer, mañana te costará
más trabajo hacerlo (la factura que el tiempo te pasa)… Y aun así, la vida encuentra un camino.
Cuando algo te mueve, así
tengas al mundo en tu contra, ese algo buscará la luz para mostrarse ante todos.
Claro, puede pasar una semana, un año, o incluso una década, pero si algo
realmente te gusta, si algo realmente está en tu naturaleza, esto volverá a ti
(como La Maldita Primavera). Y heme aquí. Una plática de borrachos se
transformó en un espacio de debate, de exposición e intercambio de ideas que me
sacó de mi estupor literario. Yo sí creo que escribir es como besar: si quieres
hacerlo bien, lo debes practicar. Desempolvemos los teclados, ejercitemos los
músculos reflexivos, y regresemos a la escritura, que con tan prominentes
figuras con las cuales comparto teclas (¿Ya nadie escribe con plumas verdad?), escribir
no es un placer, sino un honor.
Venga pues.
P.D.
¿Qué le contestó Bukowski a su
fan?
“Pues no escribir”.
Al final, todo es como una banda de Möbius, el origen y el final es el mismo. Tendemos a repetir porque estamos en un ciclo...es el ciclo sin fin.
ResponderEliminarPienso que al final del día el ser humanó tiene una naturaleza de costumbres y que nos apegamos a las que más nos gustan y nos llenan... Eso nos da paz y seguridad... Retomar las actividades no lucrativas que enaltecen el alma hasta llenar nuestra vida
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